jueves, 15 de julio de 2010

Más feliz que un regaliz

-¿Por qué no te miras esta tarde un nuevo móbil? Éste no te funciona...
-Vale
-Espera, que miramos que tiendas hay y sino lo miras en barna, que hay más...
-Vale
-Estas chanclas las tiras, esta tarde te miras otras.
-Vale.
-Para ti todo es una montaña, no eres feliz.
-Vale.
-Solo quiero que seas feliz.
-Soy así, asúmelo.


Y me he quedado pensando, ¿será verdad? ¿No soy feliz? Sí que lo soy, pero a mi manera. Pero, ante todo, siempre hay que dejar claro que la felicidad es una utopía y producto de nuestra sociedad, como muchas otras cosas (el amor, la muerte, el éxito, lo normal, lo raro...)

Entonces, ¿Alguien me podría definir que es la felicidad? ¿Por qué explotan combustiones extrañas en nuestro interior sin más? Según Sigmund Freud, el móvil que impulsa al hombre a actuar, el acicate de toda actividad psíquica es la búsqueda de la felicidad, que tiene una doble dirección: por un lado, el hombre trata de procurarse intensas sensaciones de placer; por otro lado, evita en la medida de lo posible el dolor. El logro de este objetivo (la máxima sensación placentera durante el máximo tiempo) se ve impedido por su propia constitución, que le impide alcanzar un estado de felicidad continua (entendiendo por felicidad la satisfacción de necesidades acumuladas, satisfacción que sólo puede ser puntual), y por tres fuentes de sufrimiento: la debilidad de su propio cuerpo, la resistencia del mundo natural y sus relaciones con los demás. Pero aunque el motor de su acción sea el logro de placer ilimitado, la gran facilidad que, dados los factores anteriores, tiene el hombre para sufrir, su acción se va a orientar más bien a evitar el dolor que a conseguir placeres.

Bien, entonces, si siempre estás a cavallo entre "estar feliz" y "estar triste" es porque estás construyendo contínuamente una coraza que te proteja de todos los desengaños y peligros que puedan psicológicamente dispararte, aquellos que puedan clavarte un millón de sutiles agujas en tu "corazón" o directamente en tu mente y paulativamente vayas desagrándote.... (es decir, recordando los momentos buenos y echándolos de tu vida). O sea, que tratas de vacunarte para no sufrir.




Si, muy bien y ¿ahora qué? Sabemos que nos defendemos contínuamente de lo que pueda llegar a ocurrir, pero cuando te lanzas a un pozo sin fondo (es decir, cuando aceptas estar "enamorado"), ¿cómo sabes cuándo eres feliz y no lo eres?, no existe una escala cromática que calibre tu nivel de felicidad e igualmente, no hay una medida universal que sirva para todos los seres humanos. La felicidad es algo que fluye, que está a nuestro alrededor, pero que cuesta palparla, más que nada, porque no sabes cuando la tienes entre manos o simplemente, te envuelve o está a millas de distancia.

Así que, hacer una taxonomía clara entre lo que es sentirse feliz o infeliz es un trabajo vastamente difícil. Porque el mismo sentimiento no es compartido de la misma forma por doquier: tú puedes ser feliz en tu casas, engullendo buenas películas, mientras podrías estar en la playa o por ahí. Cada uno se construye su tiempo y con él su felicidad. Siempre lo he visto así y creo que es así, quizás yo no sea el prototipo ideal para decir esto, pues me cuesta a veces "mostrar mi felicidad", pero ésto no deja de ser el pez que se muerde la cola. 
Es tan simple y tan abstracto como decir "Más feliz que un regaliz", una frase simpática, pero vacía de sentido, solo es apacible y graciosa porque ambos sustantivos (feliz/regaliz) son palabras agudas y con una rima consonante: liz, la propia frase te lo dice: la felicidad es tan simple como un regaliz, te la comes, es dulce, pero se acaba, así que más vale no darle más vueltas al asunto y simplemente SENTIR. Es lo único que debemos hacer, lo demás, viene solo.


Suena : "A Movement Between these Two" (Hola a Todo el Mundo)

sábado, 10 de julio de 2010

ACTO SEGUNDO

Una vez utilizado el blog como proveta para trabajos universitarios, viene lo de verdad. Lo bueno, bonito y barato. Ajá. A continuación encontrarás fragmentos con los que deleitar tus colmenas de segundos malgastados, tórridos y empapados de sudor.

Pluralidad. Respeto. Democracia. Los tres han sido arañados. No hace falta decir más.