sábado, 25 de septiembre de 2010

"Los gitanos son los verdaderos ciudadanos europeos"

Entrevista de María R. Aranguren - Viernes, 24 de Septiembre de 2010 - al periodista y fotógrafo Kike del Olmo

Se echaron a la carretera y se convirtieron en nómadas para conocer de cerca la vida de los gitanos. Desde Madrid hasta la India, de donde muy probablemente proceden los romaníes. Todo esto antes de que Francia se decidiera a demoler sus campamentos para luego deportarlos.

Bilbao. En el libro, los viajeros cuentan desde las vivencias más extremas, como el día en que tuvieron que comer escoltados por la policía en un pueblo cerca de la frontera entre Pakistán y Afganistán, hasta los momentos más extraordinarios, como aquel en el que varios camioneros iraníes se confabularon para protegerlos de cualquier ataque nocturno.

¿Por qué ese interés por conocer la vida de los romaníes?

He vivido en el barrio de Gracia en Barcelona desde pequeñito y siempre los he visto. Son un tipo de gente que siempre me ha gustado, abierta, con un estilo de vida diferente. Esa diferencia, ese sentido de libertad, de reunirse con los amigos, de estar siempre fuera de la casa, me ha gustado mucho. Ima y yo estábamos preparando un reportaje sobre la India y en un mercado de camellos vimos una tribu diferenciada del resto que nos llamó la atención. Las mujeres tribales suelen ser un poco más retraídas. Sin embargo, las de este grupo iban tatuadas, fumaban y hablaban con todos. Enseguida pensamos en lo mucho que se parecían a los gitanos en España. De repente nos empezamos a preguntar de dónde vienen los gitanos, nos dimos cuenta de que proceden de la India y nos atrapó su historia.

¿Por qué iniciar el viaje en el Estado español y no al revés?

Por aquel entonces vivíamos en la India. Queríamos cambiar de aires y pensamos que lo mejor era hacer el viaje hasta España, pero luego nos resultó muy complicado conseguir los permisos para llevarnos el coche desde ahí, así que compramos un Land Rover descascarillado en Tolosa e hicimos el viaje contrario al que hicieron ellos en su día.

¿Por qué plantearon el viaje en un viejo Land Rover?

Esa forma de viajar nos ayudó mucho a conectar con el mundo gitano. Cuando comenzamos el viaje contactamos con una gitana finlandesa que trabaja en Estrasburgo para hacerle una entrevista y que nos aportara su punto de vista, y ella nos dijo que la única manera de conocer al pueblo romaní es viajando y así fue. En Eslovaquia y Rumanía, cuando íbamos a poblados y les explicábamos que veníamos de viaje y que esa era nuestra casa nos acogían y estaban encantados con la idea.

¿Esquivaron los poblados considerados peligrosos?

En muchos sitios nos decían que no fuéramos a determinados barrios porque se consideran peligrosos. Cuando temes algo, lo evitas y aíslas a la otra parte. En Eslovaquia estuvimos en varios poblados en los que la gente vive en condiciones terribles, con un paro del cien por cien. Entrábamos ahí Ima y yo sin el contacto de ningún trabajador social y en todos los sitios nos acogían maravillosamente y nos invitaban a todo lo que tenían. Llevábamos el coche a reventar de cosas y no hubo ningún problema.

Kike del Olmo y su compañera Ima han dejado escrita su experiencia en 'La casa donde se esconde el sol'. (Foto: DEIA)


Después del viaje, ¿ha conseguido entender el porqué de tanta estigmatización?

Obviamente, parte de la estigmatización tiene que ver con los que no somos gitanos, pero ellos también se han cerrado muchísimo. Esto no justifica su marginalización. Simplemente no quieren perder su forma de vida y sus razones. En el viaje hubo un gitano que nos dijo una frase que dibuja muy bien todo esto: Si tú tienes una botella de vino y la echas al río se puede mezclar o desaparecer. Si no fueran tan cerrados, si no se casaran entre ellos, desaparecerían como raza y como etnia. No les falta razón.

¿Qué es lo que le fascina de su cultura? 

De la cultura gitana me fascina esa cerrazón en querer ser ellos y no claudicar pese a las dificultades bestiales que eso supone. No querer dejar de ser gitanos con todo lo que eso significa. En el Estado se han llevado durante tres décadas algunas políticas encaminadas a la integración, ¿cómo lo ve usted? La marginalización no se justifica de ninguna manera. Nosotros somos muy dados a estigmatizar y nos gusta. También es cierto que aquí ha cambiado muchísimo todo eso. En Rumanía, en Bulgaria y en muchos otros sitios viven peor. Aquí no es que hayamos mejorado en eso de los prejuicios, es que han venido otros más pobres y han ocupado sus puestos. A alguien le tenemos que echar la culpa de que esto no funcione.

¿Cuánto tiempo pasaron Ima y usted conviviendo con gitanos?

Fueron 35.000 kilómetros en total. Seis meses en la carretera. Casi todo el tiempo dormíamos en el Land Rover. La parte de atrás se convirtió en cama y debajo guardábamos la mochila y las cámaras. Ahí hicimos casi todo el viaje excepto cuando nos invitaban a pasar la noche en casa de gente que fueron bastante veces en la India, Irán, Pakistán... Aprovechábamos para ducharnos día sí día también en campings, gasolineras, en el mar…

¿Cuál fue el mayor incidente?

Recorrimos unos 25 ó 26 países y no hubo problemas, de todos modos eso se debe a cómo lo teníamos montado. Cada vez que llegábamos a una frontera desordenábamos el Land Rover y la ropa y dejábamos una guitarra tirada... La policía prefería no meterse. Nos veían como a un par de personajes locos viajando por ahí y nos dejaban pasar. El único problema lo tuvimos en la India. Al llegar desde Pakistán, la Policía india nos pinchó un par de ruedas simplemente para que lo arregláramos en el puesto que estaba al lado, que sería de algún primo suyo.

¿Qué opina del desmantelamiento de campamentos gitanos bajo el Gobierno de Nicolás Sarkozy en Francia?

Lo contemplo con rabia y con tristeza porque veo que pasa el tiempo y no cambia absolutamente nada. Lo que está pasando en Francia ocurrió en Italia hace dos años. La Unión Europea echa reprimendas, pero si un árbitro está para regañar pero no saca una tarjeta no sirve de nada, porque luego celebran una reunión los líderes europeos hablando de una cosa que les interesa a todos y todos tan contentos y tan amigos. Günter Grass dijo algo que es una realidad absoluta y es que los verdaderos ciudadanos europeos son los gitanos, porque viven en todos los países europeos. Sin embargo, están desamparados por la Unión Europea. Es la vieja política populista. Manejar a la masa para que crean que ellos tienen la culpa de todo.

¿Cómo contemplan ellos esta realidad?

Hay muchos gitanos muy combativos que lo reciben con mucha rabia y que pelean desde donde pueden. Por ejemplo, los que están en Estrasburgo, en la Unión Europea. Otros lo reciben con resignación, entonces uno entiende que no quieran saber nada de mezclarse porque lo único que reciben son palos. Por último están los que sienten rabia y que pueden llegar a hacer tonterías. Hay que tener en cuenta lo mucho que ha sufrido el pueblo gitano a lo largo de la historia. Durante la Segunda Guerra Mundial murieron más gitanos en los campos de concentración nazis que judíos. Fueron los únicos en ser llevados a los campos por motivos raciales. Es acojonante que no haya habido una revuelta.



Fuente: 
http://www.deia.com/2010/09/24/mundo/los-gitanos-son-los-verdaderos-ciudadanos-europeos