domingo, 29 de agosto de 2010

Like Eating Glass

Siempre queremos buscar la razón de todo. Anhelamos hasta tal punto una respuesta que acabamos metidos en un laberinto sin salida, cada vez más oscuro, cada vez más distante de la vida real. Hasta que topamos con los recuerdos y nos quedamos pasmados, colgados del momento, como helados, sin poder continuar. Si nos movemos, rompemos el hielo y acabamos con toda la capa de momentos y deseos comprimidos. Si en cambio, no hacemos nada, nos deshacemos de ella gota a gota, mililitro a mililitro, teniendo la sensación de estar siempre húmedos, mojados de recuerdos, de historias, de fotogramos distorsionados en nuestra mente.

Y cuando te quedas así, ¿como reaccionar? Plantarle cara al recuerdo, romperlo y seguir andando o dejar que te atrape y poco a poco, muy lentamente, vaya deshaciendóse.... a la par que sigue mojándote? Soy de las perosnas que opta por romper con aquello que te impide continuar tu camino, un sendero sin más refugio que el azar.

Lo que me queda es, ante todo, el libre acceso a las profundidades del ser, reconocido y deseado, este llamamiento a lo irracional, a la oscuridad, a todos los impulsos que vienen de nuestro YO profundo. Llamamiento que sonaba por primera vez con tal fuerza, con tal vigor, en medio de una singular insolencia, de una afición al juego, de una decidida perseverancia en el combate contra todo lo que nos parecía nefasto. De nada de esto he renegado yo.

Autobiografia. Luis Buñuel.


No hay comentarios:

Publicar un comentario